Mi sentido homenaje...
Oscar “Cacho” Carrario
Marido y amante de la radio
-Treinta y cinco años sacándole punta al microfonito. Doce mil programas al aire con camisa color “celeste Epec”. Decano de los periodistas deportivos radiales…
-No me diga más…lo tengo en la punta de la lengua… ¿Es rubio, tirando a colorado?
-En efecto…
-¡“Cacho” Carrario, señorita…!!
-¡Y, si…! ¡No iba a ser Etrat… que es “Negro”…!!
Seguramente, a decir verdad, Oscar “Cacho” Carrario, es fácilmente identificable cuando pasa, munido de alguna bolsita misteriosa, donde lleva la historia misma del deporte universal, y si, le queda lugar, algunos eventos que todavía no han sido programados, aun.
“Yo, a los ocho años, ya leía La Nación de corrido. Me gustaba descubrir yo mismo los resultados del Boca de mis amores y las hazañas de Oscar ‘el Aguilucho’ Gálvez…Siempre me gustó el deporte, después, comencé a practicarlo. Fútbol y en el Bell –dice y rememora- Era suplente de primera cuando jugaban los dos Palacios, ‘Chiquito’ y Carlos…También jugaban, ‘Chicato’ Carrario, ‘Cuchi’ Luna y el ‘Tula’ Curioni. El director técnico era Norberto ‘Vasco’ Iribarren. Allí conocí a ‘Luisito’ Verdolini, una excepcional persona que dejó la vida por el club” –destaca, emocionado.
“Después vino la paleta, que fue mi gran afición, aun después de dejar de practicarla. Así, llegó de a poco, o de golpe, no sé…la radio…Fui corresponsal de Ricardo Arias, un gran relator de boxeo…cuando tenía un programa por la vieja radio Splendid. Yo lo nutría de datos de todo o que ocurría en la región. Hasta que, gracias a Osvaldo Etrat y Ulderico Polastreli, pude ingresar a la querida LV25 Radio Unión. Estuve allí 20 años”. –resume, “Cacho” el deportólogo radial.
Yo lo veía detrás de la pecera de la legendaria radio, la misma que hoy los remiseros sostienen como mojón de etapas. “¿Va para el lado de la radio? –dicen, aunque, en verdad, no exista allí, ninguna radio….
Otra vez, me le zampé en medio de un programa y el tipo ni se dio cuenta, le estaba hablando al micro como se le habla al padre cura, casi de soslayo, sin atreverse a mirarlo a los ojos, al viejo Shure, que colgaba como haciéndose el distraído ante el “Cacho”… Me acuerdo…Miraba para el cielo de los Fioravanti y recitaba la pena...Cubilla, Sarnari, Artime, Onega y Más...o si el pecado era supremo...Roma, Suñé, Meléndez, Rattín y Marzolini...
Me hubiera quedado cerca suyo, con tal de escucharlo pronunciar las mágicas palabras; Brindisi, Russo y Bábington, Houseman, Avallay y Larrosa...!
Esa, todavía me le debe, por eso, deberá purgar muchos años más delante del “fierrito”.
“Como será mi pasión por la radio, que una vez, una chica con la cual estaba saliendo, me reprochó ‘¡Vos querés más a la radio, que a mi!!’, me dijo antes de desaparecer para siempre…Yo , por eso, no quise volver a pasar por esa disyuntiva…y me quedé solo, en la casa de los viejos”. Pero, no tan solo. “Cacho”, no hace mucho tiempo, vivió un episodio que lo tuvo embromado de salud. No fueron pocos los amigos que aparecieron de inmediato y dejaron todo para atenderlo, visitarlo, darle una mano o, simplemente brindarle compañía.
El tiempo que duró su internación en el Hospital José Ceballos fue un constante desfile de visitantes para el ilustre y humilde periodista de pueblo. Recibió numerosos regalos; prendas de vestir, un televisor color donado por sus compinches de “la Liga Correntina” y, hasta le revocaron y pintaron la casa, para cuando regresara de alta… Él, no lo olvida.
“Me siento querido…me siento reconocido por la gente de Bell Ville, mis propios vecinos. Creo que valoran lo que hago, eso de mantenerme bien informado de todo el quehacer deportivo, para poder comunicarlo, después. Hoy estoy en Radio Latina, llevo 1.200 programas allí. A pesar de no utilizar Internet para mis archivos, estoy bastante actualizado. Por ahí, sirvo de material de consulta, por ejemplo, para “Nemiña” Marchi, conocido hincha de Central Córdoba, de Rosario, quien, semanalmente me consulta por la suerte de su club. O, el caso de mi colega, Alberto Peralta, el que es fanático de Excursionistas y sabe que yo manejo información del ascenso argentino, también” –se ufana.
Lo del reconocimiento, salta a la vista en la casa de “Cacho” por que, sobre un aparador que hace mucho que quedó chico, reposan, casi como al descuido, todo tipo de trofeos y medallas, que no hablan de las proezas esforzadas de un atleta de la gimnasia contemporánea o del goleador insaciable que vulnera vallas tarde a tarde…No, señorita…Hablan de su correcto paso por la vida… la vida de los héroes de pueblo, los silenciosos. Hablan de su condición de ser humano, mucho antes de la del profesional de los mil títulos obtenidos. “Cacho”, con su andar acompasado y de económicos ademanes, comunica que la mejor remuneración es la que se siente en la espalda cuando se transita tranquilo por las veredas del lado de los buenos y las palmadas no tardan en agasajarlo… A él.
Pico Picolomini
---------------------------------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario