¿Dónde y cuándo comenzaste a nadar?
–Hace desde los cinco años que aprendí a nadar. A los tres meses aprendí los cuatro estilos y entonces me propusieron estar en el equipo de competición de los niños del club Sarmiento de Leones.
¿Quiénes fueron tus entrenadores?
–Mis entrenadores fueron profesores del club Sarmiento: Adrián Visconti, Silvio Calvermater y Elisabeth Mooccicafredo. Pero como en ese club no había pileta de invierno, en esa época entrenaba en el club San Martín de Marcos Juárez con Horacio Pochetino.
¿Cuántas veces por semana entrenabas?
–Entrenaba todos los días.
¿Cuáles fueron tus primeros reconocimientos?
–A los 13 años fui campeona sudamericana y campeona argentina con récord en 100 y 200 pecho y también me convocaron para la selección de los juegos olímpicos en Barcelona 92.
A los 14 años sufrió un accidente de tránsito que obligó a los médicos a que le tengan que amputar una de sus piernas. El siniestro ocurrió una noche cuando volvía de entrenar de Marcos Juárez: “el óbnibus con el que viajaba chocó contra un camión.”, cuenta. Y añade: “estuve internada dos meses en Rosario porque tuve muchas secuelas y después de eso, vino el período de adaptación de la prótesis que lo realicé en Buenos Aires”, concluye.
Pero para esta deportista su discapacidad no fue un impedimento para continuar con lo que le apasiona hacer.
A los tres o cuatro meses de sufrir el accidente, de forma paralela a su rehabilitación, empezó a nadar nuevamente pero en natación adaptada. Participó en importantes competencias en donde se consagró campeona argentina, quíntuple campeona mundial en Inglaterra y ganó ocho medallas doradas en Venezuela, en los juegos panamericanos.
¿Existen diferencias entre las competencias olímpicas y paraolímpicas?
–Sí. Son dos mundos diferentes. En uno importa el tiempo, la marca, el estatus social. Mientras que en el otro, es una cuestión de vida donde pasa por superarte a vos mismo y demostrar a los demás que se puede ya que una discapacidad no es una limitación, sino que la peor limitación es la que uno tiene en el corazón.
¿Cuál fue la mayor satisfacción que te dio este deporte?
–La mayor satisfacción que me dio este deporte es el poder viajar, conocer y sociabilizarme. Me sirvió para tener una estructura de vida de fortaleza, responsabilidad y compromiso. Esto que me pasó lo pude enfrentar por el deporte.
¿Qué te aporta este deporte a tu vida?
–Este deporte a mi vida me aporta bienestar físico, psíquico y social. Es mi equilibrio.
¿Actualmente practicas natación?
–Después de que dejé de competir, seguí nadando dos o tres veces por semana. Actualmente lo disfruto desde otro aspecto. Más tranquila, sin exigencias.
¿Cuál fue la última vez que competiste?
–Si bien ahora no compito mucho porque tengo una familia y trabajo, hace poco sentí la necesidad y empecé a entrenar un poco más intenso y participé en los Másters, un torneo provincial de convencionales que se hizo en Córdoba y allí gané ocho medallas.
Además de nadar. ¿A qué te dedicás?
–Por lo que me ocurrió decidí estudiar licenciatura en quinesiología y fisioterapia. Actualmente me dedico a rehabilitar a personas con lesiones traumatológicas y deportivas y también hago terapia acuática. Trabajo en la Agencia Córdoba Deportes.
Albana es un ejemplo de superación y de lucha constante que demuestra que con entusiasmo y voluntad los obstáculos que te antepone la vida pueden superarse. Con cada paso que hace invita a no rendirse y a luchar por lo que uno desea conseguir.
Por: Macarena Dealesandro
https://macarenadealesandro.wordpress.com/
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